miércoles, 6 de julio de 2011

4 de julio 2011

Hoy nos levantamos a las 9:00. Tenemos reservado el Snow Zone (pistas de nieve artificial) de 10:30 a 13:00, pero el autobús no puede arrancar hasta las 11:00 para respetar los límites de horarios de conducción legales. Anoche llegamos muy tarde a nuestro alojamiento.
El Snow Zone como siempre genial. Es el cuarto año en el que somos invitados y para las nuevas, es una sorpresa entrar es esta 'nevera' a -3º C y con una pista de esquí de 250 m. Todos disfrutan deslizándose sobre la nieve sobre unos flotadores gigantes. El equipamiento que nos suministra Snow Zone nos protege totalmente del frío.




Después estamos invitados a comer en el Vips de Xanadu.
Hoy a las 20:00 tenemos el último concierto de la gira. Se llevará a cabo en el Liceo Francés de Madrid. Tiene una moderna sala de 540 localidades que casi llenamos. El concierto añade la emoción de ser el último. 





También acabamos con todo el público de pié.


Compartir un tiempo con el público ¡Genial!


¡Esta noche también estuvimos en un Vips! Gracias también a esta compañía que nos ayuda desde hace años.


Por la noche de regreso a la Residencia José Caballero de Alcobendas, tenemos fiesta de despedida y reparto de regalos. Cada niña recibe varias fotos en tamaño A4, una pistola de agua, una muñeca (regalo de Víctor Padilla, de Flavinia una empresa de catering que nos ha apoyado múltiples veces en fiestas y eventos), un puzzle, golosinas, ... La mayoría de las niñas guarda estos regalos para dárselos a sus familiares en Madagascar, pues es costumbre recibir regalos de todos los que viajan fuera de su país.



Al final de esta fiesta, las niñas y las profesoras hablan para expresar sus sensaciones y sentimientos del final de la gira. El agradecimiento es la nota común y el sentimiento es contradictorio. Por un lado la pena de dejar Europa, los voluntarios y las actuaciones, y por otro y predominante en casi todas, la urgencia de regresar a Madagascar para ver y abrazar a sus familias y amigos.


Ante la próxima despedida empiezan las primeras lágrimas.


 En la primera gira teníamos miedo de la actitud de las niñas al retornar a Madagascar. No sabíamos si supondría para ellas una sensación de abandono en la pobreza en la que viven. No obstante el temor se disipó pronto. Volvieron felices de haber tenido una experiencia que guardan como un sueño maravilloso, pero se adaptan de inmediato a las duras condiciones de vida en las que han nacido y se han criado, rodeadas de las personas a las que quieren y en el entorno que conocen y dominan.
En todas ellas se nota (aparte de una mejora física clara, engordan y crecen durante este mes) un mayor cuidado por la higiene personal y de su entorno, y una mayor amplitud de miras. Pero en su mayoría están orgullosas de ser de Madagascar y felices de estar con sus amigos y su familia. A veces la sensación que tengo es que nosotros tenemos muchas cosas pero a veces poca vida, y ellas no tienen cosas pero si mucha vida. Sólo hay que verlas sobre el escenario para entenderlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario